En los profundos ojos de quien ama,
oculta tras la negra cabellera,
se despoja la vergüenza deshojada
de un misterio de razón que nunca cesa.
Y entre sollozos de placer lejanos,
las risas de la muerte se acomplejan
y tras noches seguidas de derroche,
el amante con dolor se aleja.
y la dama de oscura cabellera
sus rizados cabellos entreteje
cual si fueran los pasos de su amado
y el “te amo” en los labios que retiene.
del eterno amor que se juraron
queda el recuerdo de las horas bellas
y como si nunca volvieran a mirarse,
la primavera se posa en sus tristezas.
Entre las brumas del recuerdo inerte,
como maleza que crece en la memoria,
perdurarán los ósculos inherentes
al abrazo eterno de la historia.