Aprender a escuchar
por quien no tiene oído;
Comenzar a sentir
Por quien tiene piel de vidrio;
Arrojarme a cantar,
Por aquella garganta sin sonido.
Levantarme al perder,
Por quien corre y ha caído.
Destrozarme al crecer,
Por el corazón ya raído.
Trascender no es el infinito.
El firmamento es telar,
y los tiempos un hilo:
Así mismo, mi alma afilo;
Trasciendo mi exhalar,
como herramienta de corte;
mido, corto y cambio
el velo mal trecho de la humanidad.