El chungo con el batán
pelean en una esquina
en el ring de la cocina
miles de golpes se dan,
mientras esperando están
las ollas sobre el tendal,
los platos para el cushal,
y cuatro niños hambrientos,
que juguetean contentos
en la cocina rural.
Una ancianita apurada
junta con sus diestras manos
los pulverizados granos
de la cebada tostada .
Aunque se siente cansada
ella cumple su deber
pues tiene que mantener
a sus hijos con amor
así le cueste sudor
ellos tienen que comer.
El chungo danza que danza
antes que el sol se despierte
y que bien que se divierte
dando saltos en la panza.
Los golpes son cual venganza
que caen con tal violencia
y con sumisa paciencia
tolera el batán, pasivo
dispuesto a morir cautivo
cumpliendo su penitencia.
Eugenio Sánchez