Isabel Anhara

EL HADA DE LOS SUEÑOS  

 

El hada de los sueños danza

entre hechiceras guirnaldas de flores,

al son de una melodía de ensueño,

que surca el viento entre clamores,

alzando su canto sin ataduras ni dueño.

 

Con sus alitas se eleva hacia el cielo;

revolotea dichosa en las alturas,

oteando la roja pasión de las amapolas,

que son reflejo del sol en su espesura,

tintadas por la tenue luz de las olas.

 

En la noche, se sumerge la luna plateada;

el hada reposa su cabeza en las gotas de rocío,

que cubren la campiña de cristales,

mientras la mece el cantar de los grillos,

hasta el brillar del alba en tonos joviales.

 

Visita a los pequeñuelos en sus sueños,

rociando tan inocentes cabecitas

con el mágico polvo de las hadas;

un dorado manjar que flota en la brisa,

y que fluye al compás de las cascadas.

 

Un halo envuelve su gentil figura;

grácil, retoza entre pétalos de rosas,

y curiosea el quehacer de los humanos,

ignorantes de una entidad tan hermosa,

cuya morada adivinan en un universo arcano.