Estoy aquí, siempre alerta,
sin descaso,
mordiendo palabras tragando suspiros.
Fuerte aguacero llega,
sin pasar de largo, traicionera ráfaga
aquí se queda.
Esa soledad, que me va masticando,
voy buscando sonido
para combatirla.
Espero con esperanza lo que no llega,
aquello que siempre pensé que era lo justo,
ahora entre descosidas y desnudas promesas
me voy calzando de mi débil fuerza.
Aquí me tenéis, en la ya necesaria sombra,
intentando hacer
de mi silencio versos de rosas,
a veces aparentando que no duele,
alardeándo de libertad de mentira,
libertad que no existe, cuando todavía…
a escondidas la maneja otro dueño.
La vida que no he vivido se agota,
la vejez llegó, ya es mía, me pertenece,
esos doloridos y torpes pasos
me los van recordando.
Gritar quisiera el dolor secreto,
el miedo lo impide dejándolo
incrustado en mi garganta.
Sigo aquí, donde ya no quisiera,
a veces en alerta, otras agotada,
con ansias de cerrar los ojos
y se apaguen una vez por todas…
como viejas farolas rotas.
Lola Barea Barrera.