Cuando se muere la tarde, el camino
-"caminante,no hay camino"- atardece;
cuando la sombra crece, también crece
el delgado y verde dedo del pino.
Y si el aire alado dobla el molino
-"muele, molinera amante"- se mece
el vuelo del vencejo, y se estremece
el árbol con el dulce son del trino.
Entre sombras de silencio, sin ruido,
interrumpido por el viento loco,
que suena entre las cañas su gemido,
desolada la estancia. Yo me toco
el costado izquierdo, convalecido,
a ver si suena el tictac. Y tampoco.
(salvadsor)