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Encandilas mi suave piel con calor,
con el sentir de tus dedos,
sobre este cuerpo abrumador,
como el cielo en cencios claros,
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y es que vivo por ti como miel,
como llama de la fogata escondida,
que hoy cruza un laberinto por tu piel,
y sin mas sentir la perturbadora herida,
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se enciende mi piel sin la luz que emana,
y de los dos como simpleza de un destello,
y es que como mas centella y estrello,
contra tu infinito pecho en la ventana,
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de estrellas azules con cierto trasluz,
donde se tonifica el más bronceado,
en la piel llena de ambiciones en calado,
porque es una luz llena de tenue tragaluz.
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