mariocaba

<<AMOR ETERNO>>.(ODA a mi hijo Robert).

<<AMOR ETERNO>>

Rabiando al occidente se esconde

el Sol cuando va muriendo el día.

Desde la cóncaba bóveda Azul

descorren las oscuras cortinas

con las que enlutan el claro cielo.

Mi pecho que doliente perece

del dolor que cada día crece

sin la luz cálida y esplendente

del Sol que agoniza y  desvanece.

Besando la nieve el viento pasa

nieve que cubre  su blanca tumba

la fría tumba (Oh !  aciago día).

inmóvil a su lado, y con frío,

llaga desgarránte de mi pena.

de noches frías sin luna llena

se hacen más largos todos los días, 

 más inmenso el dolor que me agóvia.

La vida del hombre es como un río

por donde van cargados navíos

 en aguas mansas o en las bravías

Pienso que la senda, senda esquiva,

no está para mis cansados pasos

 el oculto huerto a donde quiero it

está  allá en la  otra  orilla.

Yo busco los remánsos tranquilos

en donde beben agua las ninfas 

un lugar donde un álito llegue

 a calmar el dolor que me sigue.

Nadie sabe el inmenso dolor 

nadie al verme llorar se conmueve,

Preguntad a  los cansados bueyes

cuán dura es la tierra  si no llueve.

Del Norte el viento trae,suspiros

de muy lejanas e ignotas tumbas.

De seres que cerraron los ojos

a la lumbre del terrenaldía.

Te perdí en aquel  mes de febrero

Ya no verán mis ojos los tuyos

reflejando la bondad de tu

alma y de tu amable corazón.

Los niños @s de Hícksville atesoran

en su memoria la gratitud a

su querido Coach  Robert.

De ti aprendieron a ganar y a

perder con honor y  gallardía

a vivir esta vida y a morir

la muerte sin dobléz, sin enojos

En Wéstbury, donde tu sepulcro se

 cerró,  abrió la puerta  la eternidad.

Todo lo que tu y yo hemos callado

cuando el mío también se cierre

allí los dos lo hemos de hablar.

Vuelve a la tierra el átomo prestado.

El regalo que Dios me concedió un día.

Clavel efímero del vergél tomado.

Flor de un día fué tu estadía

entre nosotros,

breve como el rocío perla de la aurora

en la hierba en la flor y en la retama.

Miro al cielo y me entreténgo contemplando

a dos luceros cual tus ojos parapadeándo,

jugueteándo en el cóncavo firmamento.

y yo aquí abajo vivo preguntando,

¿ porqué ?, tan temprano te perdí. 

Autor: Mário Cabrera Aguilar. (máriocaba(.

Cuenca, 02-Noviembre 2015.