Y yo tengo hambre señor padre
y señor cura,
la madre que según las escrituras debió de amarme,
tan solo me dego, como Maria magdalena se convirto.
Que hermoso es entrar a tu iglesia señor, y hablar contingo, y pedir perdón,
como judas, como poncio pilato.
Yo creo en ti, tu cres en mi,
los dos tenemos fe, pero sabes cual es la diferencia,
señor,
yose que tu sufriste, y fuiste crusificado por tu fe,
y por tus palabras de un mundo megor,
pero yo ni madre tengo,
ni frío tengo,
ni sentimientos tengo,
solo miro pasar a la gente que ve mi cadáver a salir de tu casa señor.
Todo por un padre nuestro, y un ave Maria, que dicen compasión.
Amén señor.