Soy la yerba silvestre de terreno baldío,
soy la piedra que rueda y rueda,
y se inmola al fondo de un abismó,
soy el fugitivo que se esconde bajo la sombra
soy la voz de un silencio encadenado,
soy el errante, el mendigo, el orate que delira;
en este mundo soy un inquilino
solo soy dueño de mis ilusiones.
y el vil malhechor perseguido,
mi delito es tejer versos y creerme poeta.
Eugenio Sánchez