mi añoranza de eternidad;
y en la paciencia de tu alma
están resueltas mis horas.
Te refundes en sabiduría
de la que hablan tus labios.
Sabes amar y no basta:
tu perfecta armonía
es el complemento.
Quien mira tus ojos
contempla el cielo.
Los vestidos en tu corpiño
confunden mis sentidos.
La fortaleza que llevas
descansa en tu inocencia.
Tus hermosos gestos
expresan ilusión de amor.
Tu pureza,
es de sonrisa. Y te enaltece.
Confundes el amor
con la dulzura misma.
Me conoces y en ello
has compartido tu ternura.
Tu fe en la vida
asevera mi esperanza.
Provocas optimismo cada día.
El sentido de bondad te pertenece.
La sencillez es flor rosa
en tu afán de complacencia.
Traes paz a mi espíritu.
Tu vida,
la detienes en la mía.
¿Qué otra razón para adorarte?