Te he buscado en todos los puertos
que se ungen en la orilla
de cada luna posada
náufrago, incansable, ávido.
En mástiles encallados en el viento,
como pluma errante en el agua,
como hoja caída en espirales de cascada.
En los puertos te busco eva
partiendo desde tu silueta blanca y tímida
y al aguardarte te envuelves
en la nublada distancia.
Por más que surque
trás tus huellas de pálida eva
el estéreo canto de los pétalos
no te encienden, no te llenan.
Ni el alegórico aleteo del horizonte
te anima a extender proas
contra los áusteros océanos.
Costas furtivas, colinas peregrinas.
Aveces te siento en mí
como tirantes que sostienen el cielo
sobre el espaldar del mundo.
Sin embargo, estás tan lejos
como el tiempo en su memoria,
larga con el rol de perdida.
Desde lejos te busco con el alma.
Bajo la sombra de tu esencia,
entre el olvido y la distancia.
Y como vicio caprichoso
repites el viaje perdido.