Tierna vid de la mañana dorada,
bella ninfa de corazón durmiente/
de rostro hermoso, lindo –inocente-
y fragancia de dulce alborada.
Donde tu sedosa cabellera morada,
emprende su oleaje en el viento/
y tu piel en mis dedos veo; y siento
el aletear, del colibrí en tu mirada.
Mientras en cascada luminosa,
desciende del día el alba amorosa/
dibujando tu blonda silueta.
Meciendo tus pistilos en la luna,
donde los sueños tienen la fortuna/
de ver tu figura –hermosa- esbelta.