A veces
me pregunto,
si para ti el amor,
es un juego de dados,
o quizás,
te guste jugarlo,
porque los dados
son tuyos,
y van y vienen
esos dados,
según tu albur,
y caprichos infantiles,
como si el amor,
fuera para ti
un divertimento,
y no un sentir,
recuerda siempre
al hombre aquel,
que penaba
en cosas del amor,
y un día impensado,
estalló su corazón,
y de su torpe sueño
logró despertar,
y ya no fue
un juego impar,
los dados eran de ella,
más él los arrojaba,
hastiado ya
de siempre ganar,
le hizo un juramento
a lo bello del amor,
jamás en su mente,
y en su corazón,
sería un juego
el amor,
ni juegos,
ni dados,
ni banalidades,
ni acertijos,
el amor es ternura,
es nobleza pura,
y bien sabe,
de entregas sinceras.
Víctor Bustos Solavagione