Este fino hilo de vida que albergo solo lo sostienen
tus versos
como líneas paralelas
delante del inmenso horizonte
e impiden mí caída al precipicio, al abismo,
de los peces en silencio,
al aullido eterno de las sirenas sin dueño.
Yo que aposté todo por ti
cuando la moneda salió de canto,
que puse piel sobre piel
y todo se tiñó de blanco,
si mi soledad
solo llegara hasta tus labios
puedo esperar esta soledad,
si el camino fuera mas largo
tendré que buscar refugio
debajo de las alas de los Albatros,
esperando un cambio brusco del viento
con dirección Norte, hacia tus besos.
Y allí, deslizarme sin apenas aletear
y pisar suelo firme.
Antes de la soledad, precede otro estado
el estado de la descomposición,
donde todo se separa, se desgrana, se disecciona
donde cada parte, recibe la parte que le toca
y la boca se queda esperando, siempre abierta.
Las historias las inventamos nosotros,
los sueños viajan solos,
pero los besos necesito los tuyos,
como a cada mañana le corresponde su noche,
como a la respiración su aire,
como a mi beso tu labio.
Antes de la soledad, precede otro estado
el tacto de tus manos.