Araceli Vellber

Antes de la soledad, precede otro estado.

Este fino hilo de vida que albergo solo lo sostienen

tus versos

como líneas paralelas

delante del inmenso horizonte

e impiden mí caída al precipicio, al abismo,

de los peces en silencio,

al aullido eterno de las sirenas sin dueño.

Yo que aposté todo por ti

cuando la moneda salió de canto,

que puse piel sobre piel

y todo se tiñó de blanco,

si mi soledad

solo llegara hasta tus labios

puedo esperar esta soledad,

si el camino fuera mas largo

tendré que buscar refugio

debajo de las alas de los Albatros,

esperando un cambio brusco del viento

con dirección Norte, hacia tus besos.

Y allí, deslizarme sin apenas aletear

y pisar suelo firme.

Antes de la soledad, precede otro estado

el estado de la descomposición,

donde todo se separa, se desgrana, se disecciona

donde cada parte, recibe la parte que le toca

y la boca se queda esperando, siempre abierta.

Las historias las inventamos nosotros,

los sueños viajan solos,

pero los besos necesito los tuyos,

como a cada mañana le corresponde su noche,

como a la respiración su aire,

como a mi beso tu labio.

Antes de la soledad, precede otro estado

el tacto de tus manos.