Aprendí a mirar el cielo a solas,
a que una lágrima es mas
que una amiga,
a que el silencio se enamora
a que las noches se escriben
y que la sangre se apasiona.
Entendí que las flores se marchitan pero siguen dejandonos su aroma,
que las ilusiones se adormecen
y las realidades se despiertan.
Que el dolor es el obsequio para el alma y el amor es recompensa para el corazón en la
la batalla contra el ego.
Oscar Cruz
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