Armando Luna Pineda

A LA ABUELA

A LA ABUELA

La anciana de pelo arralado

apenas recuerda y añora

aquella fuerza fugaz

que en sus abriles contenian sus brazos,

Cuando sus manos acariciaban algodon y café.

Huele a  olas de mar

A pies descalso

dias sin parar

pechos vencidos por gravedad

apagado Chinchontepec besando aterdecer,

mata de maiz a secar.

La sangre de la abuala

esparcida esta

regandose por los vientres

mezclandose de añil en el telar

y se esparse entre los muros de la historia.