A LA ABUELA
La anciana de pelo arralado
apenas recuerda y añora
aquella fuerza fugaz
que en sus abriles contenian sus brazos,
Cuando sus manos acariciaban algodon y café.
Huele a olas de mar
A pies descalso
dias sin parar
pechos vencidos por gravedad
apagado Chinchontepec besando aterdecer,
mata de maiz a secar.
La sangre de la abuala
esparcida esta
regandose por los vientres
mezclandose de añil en el telar
y se esparse entre los muros de la historia.