Acto I: Labio superior
Está cerca de mi,
me invita a complacerlo
con esa caricia que le hace tu lengua
cuando se dobla hacia adentro.
Me incita a buscarlo,
a atraparlo decididamente y sin titubeos,
a perseguirlo, a conquistarlo.
Se nota que está ansioso, seco, deprimido
por mi aparente indiferencia.
Se excita por el aroma de mi presencia,
tiembla un poco, intenta controlarse pero no puede.
Acto II: Labio inferior
Me pide que lo tome,
que lo beba descaradamente,
que lo succione, lo humedezca, lo calme.
No tiene paciencia
y se aproxima imprudente.
Sabe lo que siento,
otras partes de mi cuerpo me delatan
pero él quiere que yo dé el primer paso.
No me atrevo, deseo probarlo
sin embargo no puedo.
Intento escapar de este momento.
Tu boca lo entiende y lo acepta.
Se distancia mínimamente, lo necesario.
Acto III: El contacto
Entonces son tus ojos los que me besan
con esa mirada tuya tan tierna que me desarma,
que me consuela de tanto desengaño
y echa los miedos,
es esa paciencia de amor que se entrega
la que me decide.
Entonces te siento, me sientes
y somos libres sin pensarlo, sin creerlo,
somos libres porque nos amamos
desde lo más hondo hasta el infinito.