Esa que me sigue
en la mañana
y me guía
en la tarde.
Que se introduce en mí
a mediodía
y se esconde
en la noche.
Esa
que se aferra al suelo,
sube por los muros
para asaltar mi cuerpo.
O se pierde entre muchos.
Que cambia su forma
¡como mis pareceres!.
Que no tiene color
como cualquiera sin amores.
Esa
que no habla en la mañana
y está callada
en la tarde.
Que escucha mis voces
y me consuela.
Anda desnuda
no mira, no come,
su silencio es ternura.
Esa
de historia muerta
espejo negro del alma.
Que se vuelve mi amante,
amante de mi vida;
que cuando no esté presente
sabré, sombra,
que llegó la muerte.