Siento lejos esa llama, se va marchitando la luz de tu mirada.
Esa llama que renace, dice que no se apaga.
Sopla el viento fuerte y firme se declara.
Quizás vive desbordada, renacen los suspiros y no se aclaran.
Pero el tiempo puede con las ganas de saber que se pudo y al final no fue nada.
En esta vida no lograré perdonarme, gran error dejarte marchar sin aclararme.
Demasiadas palabras vanas, en aire respiradas.
Sintiendo el peso en mis sentidos, no pudieron salvarse, lo mejor era ahogarles.
En el mar de las palabras incautadas, para vos creadas.
Quizás fuera demasiado lo pedido.
Sólo en sueños me acerqué a lo vivido.
Y era tan frustrante que mis anhelos de ti,cada día emergían para amarte.
Ahora sólo llamo al olvido, que no se tarde.
Pues me acostumbré a soñarte.
Ahora vivo en el país de los sueños constantes.
La magia de la vida y el destino.
A veces te hace salir del camino, para poder reencontrarte.
Con tu verdadero poder y asombrarte.
De las cosas más insignificantes que posees.
Una mirada, una sonrrisa perdida, una palabra que no se olvida.
Eso que clava como puñaladas ardientes.
Quizás poca vida, para tanto amar eternamente.