Yo las miro
y siento que un cúmulo
de gruesa ternura
brota sobre mi pecho
al borde del calor.
Las miro jugar con sus hijos
amamantarlos, darles el mundo
darles el balanceo perfecto de la hamaca
todo es cielo, todo es la pura vida
el amor genuino
dentro de una plaza
rodeada por cantos de pájaros
y gritos de niños
que juegan con su potencial al punto máximo
máxima vida.
Yo las miro
y me desarma mirarlas
tan simples, tan bellas
tan mujeres de ellos
tan madre de todos.
Las miro y contemplo
sus risas, sus dolores
la desesperación de verlos crecer
y las etapas terminadas.
Yo las miro
y me es inevitable
no pensar en mi madre
en sus manos tiernas de juego.