Zoraya M. Rodríguez

**~\" La Huella Gigante\" ~**Cuento Corto

 

Había una vez una ciudad muy concurrida. Se llamaba Girufu. Existía una extensión de ultramar en la parte este del pueblo. En Girufu, existía la creencia de venerar a los muertos y en el pueblo vive una bruja muy vieja que solo con los muertos ella habla. En el pueblo le tenían mucho miedo, hacía muchos hechizos para llamarlos a la vida otra vez. Pero, llego una noche y en Girufu se vió la huella gigante de un animal, y venció a todos los hechizos de la bruja. Cuando se enteró quiso retirarse de sus labores como bruja con experiencia y la multitud casi se le viene encima cuando en una noche venerando a los muertos se extiende una mano del cementerio “Viva La Voz”, y casi resucita al muerto. Llega a morar con ellos desde ultratumba y dejó caer el hechizo dentro de la tumba álgida de este muerto con compañía. La bruja con tanta experiencia se dice que -los muertos tienen algo por hacer y es velar al de al lado-. Ella, decía que los muertos hablaban unos con otros y se debían de cruzar en el camino para poder llegar hasta el Rincón Secreto de la viuda negra para revivirlos. Se queda soñando, esa noche en que derrama el sortilegio en la tumba de este muerto y sueña cosas extrañas. Cosas que jamás se han visto en el mundo de las brujas con experiencia, desde jeroglíficos hasta laberintos oscuros donde el muerto solo sabe discernir. Pero, hay algo extraño en ese sueño y es la huella gigante del animal rastrero que se arrastra por los alrededores en “Viva La Voz”, el cementerio oscuro y tenebroso en Girufu. La bruja queda complacida y en vez de cruzar la esquina del cementerio va en dirección contraria hacia el Rincón Secreto de la viuda negra. Y se dice que hasta el momento todo quedó como un sueño. El Rincón Secreto de la viuda negra, como dicen -se lo chupó la bruja-. El lugar destinado para lograr revivir a los muertos se quedó solo, sin voces anónimas ni ruidos escandalosos, porque la bruja lo succionó con el hechizo del muerto frío. Y entonces, se vé la nostalgia de este muerto vivo, en el cementerio Viva La Voz, porque se convierte en un soñador despierto que cruza siempre los interiores del cementerio. La bruja  muere en el sueño y le traspasa su vida al muerto vivo. Queda como un todo un vivo, desde mente hasta corazón. El sortilegio funcionó y muy bien. Le perforó el estómago y el esófago, el hechizo que la bruja creó para revivir a los muertos. El muerto vivo, vive alli, desde entonces, como jardinero del cementerio “Viva La Voz”. El animal de la huella gigante, se enfrasca con el muerto vivo hasta hacerlo morir. Aparece la bruja, como por arte de magia y el sortilegio vuelve a la copa de cristal donde la creó para lograr el hechizo. En Girufu que es un pueblo concurrido, donde se muere la gente de epidemias y de muchas enfermedades, que al fin y al cabo, como mueren asi nacen. Es un pueblo, donde lo más importante es la familia. La bruja no creía en la muerte, se encerraba dentro de su hogar a hacer brujerías y hechizos para los muertos en que creía que conversaban con ella. La bruja se abastecía de muchos hechizos para las almas que se dedicaban a la caza de otras almas en el cementerio “Viva La Voz”. Y el Rincón Secreto de la viuda negra quedó desértico porque el muerto vivo logró atraer el sortilegio otra vez a la bruja. Y los muertos sin ese sortilegio no se podían mover, obvio, eran muertos. Ninguno cruzó el camino hacia el Rincón Secreto eran muertos, pero quedó algo, la mano fuera del sarcófago y no murió el infeliz muerto que murió por infiel, se quedó con la mano donde el anillo de bodas cayó en la tierra y se estructuró el confín. Un momento, es que antes de edificarse el cementerio “Viva La Voz” era un jardín hermoso para celebrar bodas.  O sea, que la mano quedó como símbolo de amor entre la bruja y el muerto vivo.