Prometo no alzar la voz, no rebelarme
y no decir la verdad aunque me duela,
no azuzar a mi caballo con la espuela
y callarme aunque pretendan humillarme.
Darle un mendrugo de pan a quien no tiene
y a los que tristes están enjugar penas
y hacerles más llevaderas sus condenas
incluso si para mi alma no conviene
Nunca más del derrengado hacer astilla,
hipócrita, no lavarle a mi conciencia,
o fingiendo pecador, pedir clemencia.
Samaritano, poner la otra mejilla,
de egoismos y de ambiciones suspenderme,
o imponerme en penitencia a mi leerme.
©donaciano bueno