Quiso el azar que pase tantos años
por el calvario del judío errante,
me llamaba \"Juancito el caminante\"
y libaba un harén de desengaños.
Pero un día, en la playa, mi Afrodita
salió del mar y entonces ya sabía,
que eterna, arena y tiempo, te quería.
prisión dulce, concreta e infinita.
Mi cura, mi veneno, mi rapé
mi diosa que corrige al contrahecho
y a mis ateos orgasmos dio fe.
Mañana no dirán que exageré,
si hoy le digo a la vida: \"Trato hecho\",
surco el cielo en el arca de Noé.