(A mi persona, sin daños a terceras, cuartas, quintas...)
Vengo a visitarte, espejo,
aunque tengo mucha prisa,
mírame bien y revisa.
Necesito tu consejo.
¿Cómo me sienta el vestido
que no he puesto hace un mes?
Di, amigo. ¿Cómo lo ves?
¿Está un poco más ceñido?
Con toda sinceridad,
no es que te quede ceñido,
pareces un embutido...
lo siento, es la verdad...
Se te vería mejor
algo de una mayor talla
que en tu guardarropa se halla.
¡Cambiate ya, por favor!
Pero...¿y si meto la panza
y cuido más la postura
disimulo la llenura
y así la tela me alcanza?
Pierde ya las esperanzas
de aparentar esbeltez
cámbiate de una vez
o un botonazo me lanzas.
¡No entiendo por qué esto pasa
si llevo una vida sana!
No puedo estar \"tan galana\"
como dicen en mi casa.
Deberías hacer memoria
de tus faltas de templanza
y consultar la balanza
para cambiar esta historia.
Pero aunque tenga más peso
por favor, no me reprendas
mejor me pondré otra prenda
no me frustraré por eso.
Yo soy la misma mujer,
y tú no me negarás que
estas libritas de más
pronto las puedo perder.
En eso tienes razón:
el peso es accidental
ser tu misma es lo esencial,
eso es verdad, no ilusión.
Empezaré una rutina
de ejercicio, extra fuerte
aunque así sienta la muerte.
Me veré más femenina.
Tu persona es lo esencial
y tú la puedes lucir
con las prendas de vestir
que te queden bien, cabal.
Mas recuerda, mi señora
tu persona es lo esencial
el peso es accidental.
¡Date prisa, que ya es hora!