Nancy Ruiz Lee

Sobre el accidente cantidad en una sustancia femenina de mediana edad (Confidencias entre una bruja y su espejo, II)

(A mi persona, sin daños a terceras, cuartas, quintas...)

  Vengo a visitarte, espejo,

aunque tengo mucha prisa,

mírame bien y revisa.

Necesito tu consejo.  

¿Cómo me sienta el vestido

que no he puesto hace un mes?

Di, amigo. ¿Cómo lo ves?

¿Está un poco más ceñido?

 

  Con toda sinceridad,

no es que te quede ceñido,

pareces un embutido...

lo siento, es la verdad...  

 

Se te vería mejor

algo de una mayor talla

que en tu guardarropa se halla.

¡Cambiate ya, por favor!  

 

Pero...¿y si meto la panza

y cuido más la postura

disimulo la llenura

y así la tela me alcanza?  

 

Pierde ya las esperanzas

de aparentar esbeltez

cámbiate de una vez

o un botonazo me lanzas.  

 

¡No entiendo por qué esto pasa

si llevo una vida sana!

No puedo estar \"tan galana\"

como dicen en mi casa.  

 

Deberías hacer memoria

de tus faltas de templanza

y consultar la balanza

para cambiar esta historia.  

 

Pero aunque tenga más peso

por favor, no me reprendas

mejor me pondré otra prenda

no me frustraré por eso.  

 

Yo soy la misma mujer,

y tú no me negarás que

estas libritas de más

pronto las puedo perder.  

 

En eso tienes razón:

el peso es accidental

ser tu misma es lo esencial,

eso es verdad, no ilusión.  

 

Empezaré una rutina

de ejercicio, extra fuerte

aunque así sienta la muerte.

Me veré más femenina.  

 

Tu persona es lo esencial

y tú la puedes lucir

con las prendas de vestir

que te queden bien, cabal.  

 

Mas recuerda, mi señora

tu persona es lo esencial

el peso es accidental.

¡Date prisa, que ya es hora!