FULGOR DE ESPEJO
Florecimos como lúcidos testigos
de un tiempo arrollador,
llegado con la fuerza emergente
de un sol que nos reinventaba febril
cada mañana, al invadir los ojos
enamorados de un irrecuperable
fulgor de espejo o prístina lágrima
donde tantas veces absortos,
amor, nos miramos. Tiempo
talismán convertido hoy en frágil
nostalgia; notas esparcidas
como delicados ecos; sinfónicos
destellos formando veladuras
musicales inigualables; momentos
máximos donde, alejados
del inmediato olvido, con placer
nos encontrábamos. ¿Quién eras tú,
quién yo orillados ambos
entre angosturas y transparencias,
envueltos en permanentes flujos
de ilusión y ensueño? ¿Quiénes
ahondados en la inocencia
alborotadora, traveseando
juveniles por las rampas
de un abismo sinuoso, transparente
y febril, por donde sin saberlo
sutilmente rodábamos...?
…avanzaba la luna con sus pestañas
de oro y plata, deshabitándonos
poco a poco de luz y noche,
mientras tropezaba, silenciosa
peregrina, contra el cristal encandilador
de la pertinaz memoria…