Cecilio Navarro

La alameda. (romance otoñal)

La alameda se desnuda

ofreciéndose al ventisco,

la ropa cae despacio

en ligeros remolinos. 

 

Las estrellas rutilantes

se estremecen con el frío,

el silencio de la noche

se rasga con un quejido

al empuje de los vientos

que unas ramas ha partido.

 

La alameda se desnuda

en las orillas del río.

 

Al Veleta vigilante

con sus sienes plateadas,

ni en verano ni en otoño,

jamás, se le escapa nada

y es testigo de suspiros

en noches apasionadas

de huracanes sorprendidos

al filo de la alborada

que se rinden al encanto

del manto blanco de escarcha.

 

La alameda se despoja

de sus miedos y hojarasca.

 

Cecilio Navarro  09/11/2015

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