En un mundo, agreste y desconocido,
descubrí la vida en tu amor,
como una obsesión,
que me devora por dentro;
más allá de la verdad;
más allá del tiempo.
Es destino me condujo a ti,
misteriosa añoranza,
tan cercana en tu pureza,
tan ajena al orgullo,
que haces que desee vivir,
como si nunca hubiera existido.
Vivo, porque vives en mí,
en este corazón afligido,
que guarda tu recuerdo,
como los brazos maternales,
portando una fervorosa ofrenda
ante el ser más querido.
Cada día, te busco en mis sueños;
sin ti, tan solo habría olvido;
en ti, hallo mi hogar,
como un pajarillo herido,
que busca el calor del alba,
entre las ramas del nido vacío.