Te has ido...
Y la luna sigue. Y el cielo es una aventura que aún sostengo en mis manos. Me sigo mirando en los charcos que forma la lluvia. Mis dedos dibujan amaneceres en el vaho de mi conciencia.
Te has ido.
Y zapatos rojos en mis pies. Y pequeñas grietas ausentes debajo de mis ojos. Y de vez en cuando, un usurpador se arrastra dentro de mis lágrimas. Le quité tu nombre. Apenas, le digo extraño.
Te has ido.
Y mi cabeza mojada y en mis brazos, un pequeño gato. Me acaricia el vientre, un suéter de algodón. Sostengo un café mientras leo un libro.
Esto es amarse- me digo, antes de evaporarte dentro de las últimas horas que aún recorren, los suspiros súbitos del pasado.
Adiós...