Y volví a perder, al pensar de nuevo en ella, en el aroma de su perfume favorito.
Perdí al ver su contagiosa sonrisa y sonreír ante una fotografía vieja.
Volví a perder el miedo, el dolor, el desamor.
Pero lo peor de todo es que...
Perdí un pedazo de mí nuevamente
y todo por ella.