Tengo que amarte
con pasión descontrolada,
acariciando tu cuerpo
sin más ropa que la piel.
que sólo nos cubra
una sábana rosada,
que con su tersura
haga juego con la piel.
La noche es la culpable
de esta pasión loca,
ella nos incita
a embriagarnos de ambrosía,
a bebernos el élixir
prohibido de las bocas
y a que nos amemos
dando gritos de placer.
Como torrente la sangre
se agolpa en nuestra mente,
el corazón se inflama
perdiendo la razón…
Envueltos en las llamas
que propició el deseo
y el febril delirio
de una noche de verano,
dos cuerpos consumiéronse
por el candente fuego,
muy abrazaditos
murieron calcinados.
¡La noche es la culpable!
de éste cruel delito!
¡La noche es la culpable
de éste suicidio atroz!
Felina