Viaf

Post Crucifixión

Hoy, que la condena lignaria se ha extraviado,

que el clavo ha cedido a su inexorable natura,

y que la plebe (¿eximida?) ha olvidado

la carne del Hombre, muerta y délfica.

Hoy, que el empíreo ya no pernocta

sino en el viso secreto de una parábola,

y que el tiempo es un desatino (apócrifo)

de treinta monedas de plata y un beso de felonía;

 

no soy más que un esbozo del fango,

Cautivo de un momento longevo (casi infinito);

clavado a los maderos,

huérfano de memoria,

preso de cuerpo y sien,

de historia, vigilias y espacio,

ahogado en la redundancia.

Interminablemente: crucificado al orbe.