Donaciano Bueno

Gentilhombre

Hoy elevo mi voz a los altares

para quien quiera escuchar, me quiera oir,

desde aquí a más allende de los mares,

hayedos, en los montes de pinares,

del trópico subiendo a los glaciares,

donde un grito se pueda percibir.

 

Y al cielo clamo y en él al dios de todos,

creyentes, los agnósticos o ateos,

abstemios e irredentos, los beodos

que adoran o remozan en los lodos,

dan amor o sacando van los codos,

los que portan su foto en camafeos.

 

Que creen en la suerte y el mal fario,

que niegan el saludo o dar las manos,

de un pais, una ciudad, un pueblo, un barrio,

inmersos entre un duelo o en un calvario,

sabios, sin conocer abecedario,

y en concreto que dicen ser humanos.

 

Yo doy aquí mis versos por un hombre

íntegro, transparente, sin complejos,

que actúe como un niño y que se asombre,

que sabe respetar los que son viejos,

escuchan de mayores sus consejos,

y más que superhombre es gentilhombre.

©donaciano bueno