Quién fuera el jilguero que te canta al oído,
Canciones de amor con un temple muy puro,
Después de cantarte invitarte a mi nido,
En un vendimia de amor en lo oscuro.
Y encender el sirio flameante del muro,
Y escarbar el barro amasado y roído
Y dejar ahí el picaporte seguro
Y volverme a tí como un ángel caído.