Julieta Love

PACTO CON LA POESÍA

Es viernes,

me encuentro bajo la sombra de un sauce casi extinto,

con la espalda reposada en su tronco

carcomido por termitas.

 

Observo el verde de la hierba desde aquí,

mientras mi mente ensimismada reacciona.

Me he fumado la treceava página de un libro de poesía,

recuerdo una a una las letras de su esencia

y los signos de puntuación,

como si fueran extensiones de mi razón

o de mí misma.

 

La composición se convirtió en un universo cósmico

apoderándose de mi alma,

la extendida e inmaculada repercusión de mi vida,

el intervalo vital del contacto de mi dermis con la textura del papel,

el paraíso en tamaño cuaderno,

la efímera eternidad de las palabras ha cambiado de sentido,

ha sido un viaje extremo, maravilloso,

por un mundo construido de versos 

que aún resuenan en mi cerebro como una melodía hermosa.

 

Ha constituido el éxtasis total que cada día

y por el resto de mi existencia he prometido frecuentar,

como una cita previa con la muerte,

una muerte maravillosa,

proclamada con el filo de una hoja de papel

y la tinta negra rebosando con la sangre

de mi esencia.

 

Desde ahí estoy cumpliendo mi promesa,

como quien cumple una condena, pero ama la cadena

y segura de seguirlo haciendo

por un intervalo de tiempo resumido humanamente como:

para siempre.

 

Yulieth Gonzalez

13/10/15