Soy el último en este vagón del tren,
Todos se han ido, han encontrado destinos mejores,
Y yo sigo aquí por alguna razón,
Solo que esa hace mucho que olvide mi motivación.
De vez en cuando alguien viene y se sienta a mi lado,
Es lindo ya no sentirse solo,
Pero después de un rato todos se van,
Y sin poder hacer algo, regreso a la soledad.
Han pasado tantas personas, que he perdido la cuenta,
Algunas con buenas intenciones, otras no tanto,
Unas desean mi compañía, otras prefieren mi agonía,
Todas tan únicas y diferentes a la anterior o posterior.
Después de tanto tiempo decidí cerrar,
No dejaría que nadie entrara y abusara de mi compañía,
Esta vez viajaría sin aceptar a nadie más,
Pero de esa forma ya no existiría despedida.
Alguien llama a la puerta de mi vagón,
Me parece que quiere entrar,
Me da miedo confiar una vez más,
Pareciera que ella lleva esperando afuera mucho tiempo.
Parece una buena persona, quiero confiar en ella,
Pero el miedo a la soledad se hace presente,
O tal vez le falle y no vuelva a verme de frente.
Debo admitir que me da miedo dejarla entrar,
Antes no importaba si alguien llegaba y se iba,
Pero con ella, con ella esto es especial,
Sé que, si entra y se va, después de su partida toda ira mal.
Temo fallarle, y que piense que solo soy un patán,
Temo que no vea todo lo que siento cuando está cerca,
Temo tantas cosas, pero, sobre todo, temo desperdiciar el tiempo,
Ya sabes no disfrutar mientras viajamos en el mismo asiento.
¿Ella entenderá mi miedo? Espero que lo haga,
¿Ella seguirá conmigo aun con esto?,
Espero no fallarle al abrir esa puerta.
Al abrir la puerta,
Parece tan oxidada y deteriorada,
Creo que llevaba rato sin ser abierta.
Al entrar ella no se asusta, al contrario,
Esta emocionada y dice que quiere renovar todo,
Quiere arreglar hasta el más mínimo desperfecto,
Soy el último en este vagón del tren,
Todos se han ido, han encontrado destinos mejores,
Y yo sigo aquí por alguna razón,
Solo que esa hace mucho que olvide mi motivación.
De vez en cuando alguien viene y se sienta a mi lado,
Es lindo ya no sentirse solo,
Pero después de un rato todos se van,
Y sin poder hacer algo, regreso a la soledad.
Han pasado tantas personas, que he perdido la cuenta,
Algunas con buenas intenciones, otras no tanto,
Unas desean mi compañía, otras prefieren mi agonía,
Todas tan únicas y diferentes a la anterior o posterior.
Después de tanto tiempo decidí cerrar,
No dejaría que nadie entrara y abusara de mi compañía,
Esta vez viajaría sin aceptar a nadie más,
Pero de esa forma ya no existiría despedida.
Alguien llama a la puerta de mi vagón,
Me parece que quiere entrar,
Me da miedo confiar una vez más,
Pareciera que ella lleva esperando afuera mucho tiempo.
Parece una buena persona, quiero confiar en ella,
Pero el miedo a la soledad se hace presente,
O tal vez le falle y no vuelva a verme de frente.
Debo admitir que me da miedo dejarla entrar,
Antes no importaba si alguien llegaba y se iba,
Pero con ella, con ella esto es especial,
Sé que, si entra y se va, después de su partida toda ira mal.
Temo fallarle, y que piense que solo soy un patán,
Temo que no vea todo lo que siento cuando está cerca,
Temo tantas cosas, pero, sobre todo, temo desperdiciar el tiempo,
Ya sabes no disfrutar mientras viajamos en el mismo asiento.
¿Ella entenderá mi miedo? Espero que lo haga,
¿Ella seguirá conmigo aun con esto?,
Espero no fallarle al abrir esa puerta.
Al abrir la puerta,
Parece tan oxidada y deteriorada,
Creo que llevaba rato sin ser abierta.
Al entrar ella no se asusta, al contrario,
Esta emocionada y dice que quiere renovar todo,
Quiere arreglar hasta el más mínimo desperfecto,
Ella quiere dejar su huella y sé que no se detendrá....