Isabel Anhara

LUNA CRECIENTE

En un bosque con luna creciente,

descubrí, entre la maleza, un cervatillo;

tan delicado era su porte silente,

que no deseara otra cosa que amarlo.

 

Mi cervatillo con alma de plata y fuego;

te llevo prendido en mi corazón;

el día que te vi, cambió mi vida,

pues diste sentido a la palabra perdón.

 

Mi cervatillo de limpio fragor,

extravié el camino en la espesura;

allí quedó, un día, perdido mi amor,

en una arboleda de basta hondura.

 

Mi cervatillo de espíritu radiante

no me abandones nunca;

por ti lloraré lágrimas abundantes,

pues tu alma encarna el perdón.