Reminiscencias...
Me parece que recordé al amor,
O más bien, el amor me recordó.
Y no sólo de mí, sino un pronombre
Cuasi olvidado por mi memoria,
El nosotros.
A mis labios les parece,
Una velada eterna;
Una corriente undívaga,
Tal como el encuentro del Mar Mediterráneo
Con el Delta del Nilo,
Tus besos,
Mis únicos besos
Que aguarda mi boca,
Que despertaron a mi boca.
Sabes que de ayer a hoy
Pronto te recordaría.
Sabes que de hoy a mañana
Yo nunca te olvidé.
Es tu alma trascordada de mí
La vocinglería de mi amor febril.
De mis sesos al pescuezo
Laringeo el sabor de tu nombre,
Mastico y digiero la ironía de tu imagen
Y termino afónico sintigo
Para volver a estar contigo.
¡Ah! La ciudad es un mausoleo
Llena de billeteras paganas.
Los infantes caídos
Ya no juegan al coqueteo,
Sólo les basta
Profundas ganar de encontrar ganas.
Y ahí, es donde te veo.
Mansa en el abrevadero
De un goce inusual:
Bebiendo un café,
Admirando el invierno,
Leyendo a Zafón,
Compartiendo con un felino,
Para resumirlo,
Aquello que te vuelve muy tú.
Transitas con mi mano,
Imprimes vida a esa ciudad;
Vuelves a ser tan mía
Mermando mis horas frías
En un circo de lunas tibias.
Tu recuerdo no tiene años,
No tiene meses,
No tiene semanas,
No tiene noches
Ni mucho menos días.
Tan sólo es tu recuerdo.
Tengo derecho a estar perdido
Y a pronunciarte en mi silencio;
El derecho a amarte sin ti
Con el ruido de tus recuerdos.
Háblate de amor,
Y entonces escucharás mi voz.
!Adiós, nuevamente, olvido!.