Bocas hambrientas, ágape lejano
débiles corazones sinusuales
latiendo en una cruz que muere en vano.
Escucha humano, ¿a dónde irán tus males?
Ojos desorbitados de la aurora,
ojos picoteados por el cuervo
del tïempo y, mirando su deshora
ve pasar tiritando un mozo ciervo.
Yo les recuerdo al veros desde lejos
doblando el horizonte en la piedad
y trenzo con dolor los aparejos
bermejos y amarantos de la edad.
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David John Morales Arriola