El potro corría sin tregua buscando al arco iris, luego sin darse cuenta el propio arco iris iba tras él. De pronto guiado por su instinto, detuvo su veloz carrera y giró su cabeza, fue en ese instante en que en que sus crines policromadas anunciaron el fin de la lluvia. Finalmente, ya juntos, potro y arco iris se fueron a toda prisa a visitar otros campos.
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Autor: Alejandro J. Díaz valero
Maracaibo, Venezuela