Entre el barullo de un mercado capitalino
deambulaba una perra abandonada
suplicaba un poco de ternura
comida y compañía,
mientras allí se comercializaba verduras.
Unos ojos compasivos se fijaron en ella,
temerosa y desconfiada aceptó su adopción,
su nuevo hogar, un lugar caluroso y muy distante.
Se enloquece, llora y se retuerce
al escuchar en la distancia una fuerte explosión,
-¿cuáles vivencias… violencia?-me pregunto yo
busca una mano amiga…en su desesperación,
tuvo una cola con la cual se comunicaba
más a casa mi guardiana sin su cola llegó.
Dio vida a media docena de descendientes
aunque separada de cada uno de sus cachorros,
en su mirada siempre se reflejan gestos de amistad.
Comparte su alimento con torditos, alondras y palomas,
pero …persigue gatos y ratones
y con celo resguarda a la familia
de enemigos y ladrones.