Mientras él iba cayendo su mente recordaba como cortometraje su vida…
¿Dónde fueron sus sueños? ¿Dónde quedó el soñador? ¿Acaso su vida había sido una pérdida de tiempo?
Mientras su mente divagaba en esta andanza una sonrisa se dibujó en su rostro,
Como relámpago vino a su mente anécdotas, Personas, momentos, tiempos inolvidables…
Luego, apretó los ojos, mientras la humedad dolorosamente empañaba sus ojos y una lagrima arrancaba el viento de uno de ellos, y se alejaba de su ser.
¿Se acabó aquella vida?
No, lo que aquel miserable no vio fue el dolor que causó.
A sus seres queridos, a aquellos que lo amaban;
¡Si él hubiese visto tanto amor por él!
Pero la ceguera de la depresión solo le permitía ver limitadamente.
Optó por la solución más cómoda y dolorosa,
Quizás buscando inconscientemente una manera de autoflajelarse.
Para los que lo amaban, se transformó en un recuerdo doloroso; para el resto del mundo alguien que nunca existió.
...Pero su mente solo vio al mundo y nunca lo que realmente importaba… sus amados.
No valoró lo que importaba y le dio importancia a aquellos que no debía priorizar.
¿A quién mató?
Él pensó que a sí mismo,
Pero no fue así.
Él mató a sus amados, muertos en vida, cargando nostalgias, tristezas, dolores y heridas abiertas.
Pensando en preguntas sin responder “si yo hubiese…” “¿Cómo no vi su dolor?” “yo pude haber…”
… Pero su mente solo vio al mundo y nunca lo que realmente importaba… sus amados.
No valoró lo que importaba y le dio importancia a aquellos que no debía priorizar.