Sentada a la orilla del mar
De mi bella ciudad, Cartagena
Mirando la inmensidad del océano
Pensaba en ti y lo maravilloso que sería
Tenerte a mi lado en aquel momento
Luego cuando el sol apenas salía
Salí del mar y me tiré en la arena
Sintiendo su calor secar mi piel mojada
Mientras me bronceaba… pensaba así:
Qué no daría, por tenerte junto a mí.
Después de un rato cerré mis ojos
Y mi mente voló en tu dirección
En ese momento le pedí a Dios
Que en cualquier lugar donde estuvieras
Fueras feliz y te bendijera mi amor.