Silente escultura
que la lluvia y el viento
talló con locura,
el cincel no fue tormento
en su fuerte estructura.
Así, la compleja piedra
con toda su hermosura
esperó en el camino…
Se deshizo de la hiedra,
unas manos callosas
la tomaron en silencio
era la perfecta silla, para
conversaciones interesantes.
No estuvo en un rincón
su función fue importante,
sobre ella, las confidencias
también planes y sueños
discutieron los abuelos, y
en el transcurrir del tiempo,
esa indisoluble herencia…
descansa en mi jardín
con su muda presencia.