sandor

Noviembre me sonríe

Hoy noviembre amanecía 
de nuevo en mi interior.
Me lo tomé con calma
no había rastros
de melancolía
como otros años
sino la presencia tranquila
de una plena conciencia
de la felicidad sencilla
aquella que no cansa
y solo se cabrea
en pequeños detalles
como hoy en la ducha
con una toalla que
no dejé colgada donde 
su destino manda
y me obligó
al resbalar
a hacer slalom
sin esquíes por el pasillo
hasta llegar a mi nevera
con la puerta abierta
donde allí la dejé
-soy caritativo-
quizá para que no
se fuera del todo
su frío.

 

Hoy tardé más de la cuenta
en respirar noviembre
en las calles
de Oviedo
pero no por ansiedad
esta vez fueron las llaves
que tardé en encontrar
A veces pienso que
están un poco ausentes
y ni las hallé
por casualidad
entre los miles de rincones
donde las olvido
desde la mesa de la plancha 
hasta mi ombligo
y lo peor es que las 
de repuesto se pusieron
de acuerdo con su invisibilidad 
a poner a prueba
la tranquilidad
y mi paciencia.

 

Pero me salvó la sed
y las sentí chapotear
al echar agua en
uno de los pocos
vasos de mi vajilla
que la gravedad
aun no penalizó
con su ley inexorable
y no ha sucumbido todavía
a tan duro juez.

 

Noviembre 
amaneció con calma
y muy hermoso
incluso al darme cuenta
al llegar a la calle
que eran diferentes
mis zapatos:
uno bizco y otro tuerto
Para qué enfadarse
por lo poco importante
cuando sonreír
me sale sin ningún
esfuerzo.

 

Carlos
Noviembre me sonríe