Eres tan fresca cual bello amanecer
pedacito de mi alma tierna mujer,
humedad de cielo, paraíso de terciopelo que ondula el jilguero.
Eres naturalmente viento; querer de mis amores, así eres; tan natural ante la vida como la misma agua, como el valle y los campos que de ella se alimentan, alma de mi alma, amanecer de miel que en ella canta.
Quiereme, como la cigarra al nocturno, como la brisa al fresco aire que enamora y hechiza; frenesí de amor latidos de mi corazón que se desnudan con pasión sin sentido y una mínima razón.
Mar de jolgorio que alimenta la nostalgia, orgía al morir la tarde; orgía al comenzar el nocturno cuando se aman el mar y las olas cantan a la luna de plata, que en el horizonte dejan mirar su perpetuo beso de amantes desenfrenados uno sobre uno.
Oh, mujer yesca del amor que perpetua en mi corazón; de la flor, siempre la más bella en tu beso de tierno arándano que se vuelve ardiente, como el paraíso de un pequeño infierno.
Mujer, vida de mi vida, amor de mis mores, siempre has de estar presente y muy vigente, simplemente por ser ese ser maravilloso que acompaña al hombre y que le llamamos mujer.
Marc Téllez González.