Es la hora de vivir
-¿Es la hora de morir, amado mío?
-No, no es la hora, ellos nos matarán de todos modos.
Es la hora de vivir, de echar raíces,
ellos las cortarán con su violencia,
pero no podrán ya subestimar nuestras semillas.
Es la hora de amar, de ser hermanos,
ellos nos rodearán con sus fusiles,
pero no apartarán del corazón a los que claman.
Pero, aunque nos matarán, aunque en la tierra
ni un árbol crecerá tras de sus bombas,
aunque de fusiles se llenen las calles de este mundo,
no pienses tú jamás, tú nunca pienses,
que es la hora de morir, porque si te amo,
porque si hay dos que se amen, solitarios, solos, locos,
con ello bastará para que a la misma muerte
le des una razón de arrepentirse,
le des una ocasión de perdonarnos
y de, aquí o allá, en donde quieran nuestras alas,
volvernos a encontrar y a ser siempre felices,
con el beso del amor, de las bondades
y de nuestro siempre solidario abrazo
con y entre la gente de este mundo
que lo entiende y que lo canta cada día.
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