A nadie le muestro mis heridas
por temor a la crítica ajena,
porque no vale compartir la pena
donde no hay benéficas salidas.
Quizás mis penas sean aburridas
para los demás, el mar y la arena,
sin esperar su cruel condena
sus sentencias no son concluidas.
Me faltan buenos argumentos
para expresar lo trascendente
que es caminar en la podredumbre,
pues no soy de inventar cuentos
de forma deshonesta e imprudente
que me lleven a quemarme con lumbre.