Que hoy yo, aqui, reivindicar quisiera
el sentimiento noble, más humano,
el que con la razón se da la mano
sin disquisiciones hacer siquiera.
El mismo que no entiende de colores
ni razas, ni paises ni aún creencias,
un portazo dando a las excrecencias,
dedicando su amor todo a las flores.
Sea o no sea un habitual del templo,
incluso ateo, agnóstico o creyente,
pudiente, de clase media, indigente,
que sabe predicar con el ejemplo.
Ese hombre que al bien se identifica
que tiene el corazón como una fuente
de un agua cristalina y transparente
y que por los demás se sacrifica.
El mismo que, sin patrias ni banderas,
es amable, desprendido y altruista,
siempre acude el primero de la lista
hasta alli donde pueda haber barreras.
El que lava los pies a algún mendigo
fijamente mirándole a los ojos
postrado ante su cuerpo allí de hinojos
el mismo es ese que hoy yo aquí bendigo.
©donaciano bueno