Siento como desafina el aire
que envuelve de susurros esta tarde oscura,
y como ese viento que sin querer juega
con el borde de este ocaso, tan vacío y silencioso…
Suspiros que se acercan sin yo quererlo a ese Castillo;
el Castillo de mis temores…
Percibo como lentamente, el peso amargo de la niebla,
recorre sin pedir permiso,
la soledad que corre por mis venas.
Acariciando entre susurros adormilados,
esa inquietud que sin querer me envuelve el alma,
bajo este manto de aullidos que atrapan mis recuerdos
y los esconden entre este lugar sombrío,
una melodía inconexa, que me repite,
aferrándose suavemente a esos sueños muertos…
Sueños que se quedan ahí; en el intento…
Y tan solo quedan atardeceres que recorren
los rincones de mi alma, con ese llanto tan sincero…